Una gran profesora

A Romina, profesora de yoga en Kavaalya.

Querida Romina: no puedo dejar pasar la ocasión de escribir esta pequeña carta para darte las gracias.

Gracias por tu paciencia, tu dedicación, tus ganas, tu ánimo y tu ilusión. Gracias por tu sonrisa recibiendo a los niños en cada clase, por tu alegría y por enseñarles a conocerse mejor y a controlar sus emociones.

Tienes el carácter y los conocimientos que se pide a un buen profesor, la combinación perfecta de firmeza y amor. Los niños aprenden copiando, por eso estoy segura de que mis hijas han absorbido de ti esa nobleza y naturalidad que emana de todo lo que haces.

No sé qué será de todos estos niños y niñas a los que estás enseñando yoga, unos serán abogados, otros médicos, también habrá ingenieras, algún filósofo, informáticas, diseñadores,…pero estoy seguro de que ninguno de ellos te olvidará y que sus acciones en cualquier situación, serán un ejemplo de equilibrio, ecuanimidad y generosidad, inspirando a otros a actuar de la misma manera.

El yoga tiene mucha suerte de contar contigo como medio para transmitir esa disciplina ancestral que tan superficialmente se conoce en occidente.

La educación actual está muy enfocada en desarrollar ciertas habilidades para conseguir “cosas”, pero se olvida de la parte interior, la mente y las emociones, sin las cuales no es posible llevar una vida equilibrada y ser feliz independientemente de lo que pase.

Ojalá la labor de difusión del yoga auténtico, que tú y tantos otros profesores estáis llevando a cabo, tenga cada vez más alcance, de forma que más y más niños se puedan beneficiar de este conocimiento.

Mis hijas y yo comenzamos una nueva etapa y por algún tiempo no te van a ver tan a menudo, pero puedes estar segura de que no se van a olvidar de cultivar y practicar cada día todo lo que les has enseñado.

Muchísimos besos de Natalia, Martina y Alejandra ❤️

Escrito por Natalia Altiar.