El mejor yoga para niños

Según las comprobaciones realizadas por diversos estudios científicos, la práctica de yoga aporta muchos efectos positivos si se introduce en la etapa infantil, tales como el aprendizaje de hábitos posturales correctos, la toma de conciencia de su cuerpo, la canalización de la energía excesiva y el refuerzo del vínculo paterno o con el adulto que lo realicen, al ser una actividad muy participativa si la practican unidos e interactúan juntos. También fomenta la amistad y el compañerismo, ya que hay posturas que se pueden realizar de forma grupal o por parejas.

Algunos de los mejores estilos de yoga que se pueden practicar con niños son:

Hatha yoga. En este tipo de yoga son esenciales los ejercicios de respiración. Con él se puede trabajar la concentración, la tranquilidad y el autocontrol. Se puede orientar para que sea divertido para los niños mediante el reto de lograr realizar las asanas correctas, haciéndolo a través del juego.

Ashtanga yoga. Está recomendado especialmente para los niños hiperactivos o con ansiedad, debido a tener un alto componente físico, por medio de posturas corporales y ejercicios muy dinámicos, por lo que, a la vez de ser divertido, desarrolla su fuerza y la flexibilidad de sus músculos.

Cómo practicar yoga para niños

El yoga para niños se debe abordar de una forma distinta a como lo practican los adultos y con una metodología muy diferente. 

Se pueden introducir mediante cuentos conceptos como el karma y los chakras, para que los puedan entender de una forma sencilla.

Las clases deben ser divertidas y lúdicas, ya que la mejor forma para que los niños aprendan es jugando. Para ello se pueden utilizar historias, juegos o canciones. Tampoco deben ser clases muy largas, máximo de unos cuarenta y cinco minutos.

En el yoga para niños se trabaja la meditación activa. Es decir, por medio de actividades como dibujar, colorear, o moldear plastilina, se favorece que mantengan la concentración, al tener que prestar toda su atención en esa actividad concreta.

Lo importante es no hacerlo monótono, repetitivo, ni de un modo exigente. Para ello, durante la práctica de una sesión, hay que ir variando las posturas y los movimientos a un ritmo tranquilo para que no pierdan la concentración, pero animado para que tampoco pierdan la motivación, manteniendo además una actitud positiva y alegre.

  El poder de la respiración

También hay que tener en cuenta que cuando se practica yoga con niños, a pesar de que hay que tener un hilo conductor planeado para dirigir la clase, hay que dejar cierta parte abierta a la improvisación y adaptación a las características y respuesta de cada niño.

Posturas de yoga para niños

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Algunas de las posturas que se pueden introducir para que los niños comiencen a aprender yoga y practicarlo son:

Postura del guerrero

Con el cuerpo relajado de frente, hay que girar la pierna derecha hacia dicho lado, a la vez que se gira también la cabeza y se estiran los brazos hacia el mismo lado, manteniéndose así unos cuarenta segundos.

Postura del indio

Es muy sencilla para iniciarse. Hay que sentarse en el suelo, con las piernas encogidas y cruzadas, estirar la espalda, cerrar los ojos y poner las manos juntas en el centro del pecho.

Técnicas de respiración para niños

Por último, algunas de las técnicas de respiración que se les pueden enseñar a los niños en combinación con las asanas:

Técnica del globo

Es ideal para los niños más pequeños. Consiste en imaginar que están inflando un globo invisible, aunque a veces se utiliza uno de verdad. Deben tomar aire por la nariz y después exhalar imaginando que inflan el globo.

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Técnica del elefante

Para este ejercicio los niños se ponen de pie con las piernas ligeramente separadas. Después toman aire de forma profunda por la nariz, inflando el abdomen y levantando los brazos hacia adelante, simulando que tienen una trompa de elefante. A continuación, deben exhalar el aire lentamente imitando el sonido de los elefantes y bajando los brazos a la vez.

Técnica de la serpiente

Para hacer esta técnica los niños deben sentarse con la espalda recta y las       manos en el abdomen. Después deben tomar aire por la nariz durante unos cuatro segundos y, seguidamente, empezar a soltar el aire contenido en sus pulmones, imitando el sonido que realizan las serpientes.

Según vayan adquiriendo destreza en la práctica de esta técnica, les podremos pedir que aguanten el aire unos segundos antes de soltarlo.